Duele la inconsciencia y ésta ignorancia asusta, espanta la desidia de aquellos que se beben la conciencia en una botella de ron bailando bachatas heridas y merengues fusilados en los batifondos que pululan en tu margen. Te extingue como una vela que se acaba, lenta, pero inexorable, languideciendo, tristemente muriendo, olvidado en un rincón de la ciudad. Y así sigues tu paso de amor indescifrable, queriendo entregar hasta la ultima gota de tu esencia. El grito se siente en el olor que corre y se abraza a los callejones de los barrios que te circundan y en las camas de los niños que contaminados agonizan y en la sonrisa de las muchachas que venden sus senos a adolescentes Y es tan turbio su futuro como el tuyo. Y allí, donde confluyen el Ozama y el Isabela en un abrazo infinito, se eterniza el deseo de seguir vertiendo por los siglos de los siglos la vida. Quien se preocupará por el destino de éste coloso moribundo que se niega a redimirse, quien sacará de su vientre la huella inficiosa y putrefacta de la indolencia, quien sembrara de vida su cauce y su ribera, quien pude ser tan Dominicano como tu, Ozama. Victor suarez www.victorsuarez.com.do
martes, 24 de abril de 2007
EL OZAMA
Duele la inconsciencia y ésta ignorancia asusta, espanta la desidia de aquellos que se beben la conciencia en una botella de ron bailando bachatas heridas y merengues fusilados en los batifondos que pululan en tu margen. Te extingue como una vela que se acaba, lenta, pero inexorable, languideciendo, tristemente muriendo, olvidado en un rincón de la ciudad. Y así sigues tu paso de amor indescifrable, queriendo entregar hasta la ultima gota de tu esencia. El grito se siente en el olor que corre y se abraza a los callejones de los barrios que te circundan y en las camas de los niños que contaminados agonizan y en la sonrisa de las muchachas que venden sus senos a adolescentes Y es tan turbio su futuro como el tuyo. Y allí, donde confluyen el Ozama y el Isabela en un abrazo infinito, se eterniza el deseo de seguir vertiendo por los siglos de los siglos la vida. Quien se preocupará por el destino de éste coloso moribundo que se niega a redimirse, quien sacará de su vientre la huella inficiosa y putrefacta de la indolencia, quien sembrara de vida su cauce y su ribera, quien pude ser tan Dominicano como tu, Ozama. Victor suarez www.victorsuarez.com.do
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