Hiere el alma el grito de auxilio
que aflora en la mirada fría y gris
de tu cuerpo serpentino que yace tendido
en este cause de riberas mal olientes,
entregado como quien lleva en su seno
una enfermedad Terminal,
afligido y triste herido de muerte.
Las lilas tienden de verde el lecho,
queriendo proteger tu fuente dadora de vida
de los depredadores humano.
Duele la inconsciencia y ésta ignorancia asusta,
espanta la desidia de aquellos que se
beben la conciencia en una botella de ron
bailando bachatas heridas y merengues fusilados
en los batifondos que pululan en tu margen.
Te extingue como una vela que se acaba,
lenta, pero inexorable,
languideciendo, tristemente muriendo,
olvidado en un rincón de la ciudad.
Y así sigues tu paso de amor indescifrable,
queriendo entregar hasta la ultima gota de tu esencia.
El grito se siente en el olor que corre
y se abraza a los callejones de los barrios que te circundan
y en las camas de los niños que contaminados agonizan
y en la sonrisa de las muchachas que venden sus senos a adolescentes
Y es tan turbio su futuro como el tuyo.
Y allí, donde confluyen el Ozama y el Isabela en un abrazo infinito,
se eterniza el deseo de seguir vertiendo
por los siglos de los siglos la vida.
Quien se preocupará
por el destino de éste coloso moribundo
que se niega a redimirse,
quien sacará de su vientre
la huella inficiosa y putrefacta de la indolencia,
quien sembrara de vida su cauce y su ribera,
quien pude ser tan Dominicano como tu, Ozama.
Victor suarez
www.victorsuarez.com.do
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